Consumir los tipos correctos de grasas puede ayudar a mantener nuestro corazón y cuerpo saludables. Los científicos estudiaron cómo cambiar de consumir grasas malas (grasas saturadas) a grasas buenas (grasas insaturadas) puede hacer una gran diferencia. Las grasas saturadas se encuentran en alimentos como la mantequilla y la carne, mientras que las grasas insaturadas están en alimentos como el aceite de oliva y los frutos secos.

Los investigadores crearon un puntaje especial, llamado Puntaje Multilipídico (MLS), para ver cómo el aumento en el consumo de grasas insaturadas afecta al cuerpo. Descubrieron que las personas que consumían más grasas insaturadas tenían menos problemas cardíacos y eran menos propensas a desarrollar diabetes tipo 2. El estudio mostró que si reemplazas las grasas malas por grasas buenas, podrías reducir la posibilidad de enfermedades cardíacas en un 32% y la diabetes en un 26%.

También analizaron un puntaje similar, llamado MLS reducido (rMLS), y encontraron que las personas que mejoraron su dieta durante 10 años al consumir más grasas buenas tenían un menor riesgo de desarrollar diabetes. En otro estudio, las personas que siguieron una dieta mediterránea rica en aceite de oliva y frutos secos vieron una disminución significativa en el riesgo de diabetes, especialmente aquellos que tenían dietas pobres antes de comenzar el estudio.

Esta investigación muestra que prestar atención a los tipos de grasas que consumimos puede ayudar a prevenir problemas de salud graves. Es como darle a nuestro cuerpo el tipo correcto de combustible para que funcione sin problemas. Así que, la próxima vez que pienses en qué comer, recuerda elegir alimentos con grasas buenas para mantener tu corazón y cuerpo saludables.